Algete, un municipio ubicado en una zona de meseta, se distingue por su entorno natural, con suaves ondulaciones donde prosperan encinas, vegetación ribereña en los bordes del río Jarama y arroyos, matorrales, así como olivos y almendros.
La vida animal predominante está compuesta por aves, anfibios y reptiles, aunque también se pueden encontrar mamíferos.
Mientras atraviesas sus campos de cultivo, característicos de la Alcarria madrileña, no resultará difícil avistar una bandada de avutardas o incluso algún aguilucho cenizo.
La historia del municipio de Algete es rica y diversa en cuanto a su origen y desarrollo.
Aunque no hay un acuerdo claro sobre el origen del nombre, algunas teorías sugieren que podría tener raíces árabes, relacionadas con la orilla del río Jarama, o bien íberas, asociadas a un campo cultivado.
Los primeros asentamientos humanos en esta área datan de la Edad de Hierro, con restos de la cultura campaniforme y villas romanas. También se han encontrado vestigios de asentamientos visigodos.
Las referencias documentales sobre Algete se remontan al siglo VIII, con el testimonio escrito de una compañía conocida como “al-satt”, establecida por Tariq ibn Ziyad en su camino hacia el norte, en el Reino de Toledo.
Desde 1081, Alfonso VI inicia la conquista de la cuenca del Jarama, expulsando a la población musulmana y repoblando la zona con gente del norte cristiano.
A lo largo del tiempo, Algete se convierte en una zona fronteriza y de paso entre regiones, lo que afecta la circulación y lleva a la partida de la comunidad judía hacia otros lugares.
El siglo XVI marca un gran cambio para Algete, al ser reconocida como Villa. En esta época se reconstruye la iglesia y la localidad pasa a ser propiedad de García Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete y Virrey del Perú.
En el siglo XVIII, Algete experimenta otro cambio significativo con la llegada de casas señoriales y su visita por parte de reyes, como Carlos III y Alfonso XII.
El siglo XX trae consigo la Guerra Civil, durante la cual la iglesia es saqueada y utilizada por las milicias republicanas, y después de la guerra, el pueblo es tomado por las tropas nacionales. Esta época de cambio trajo años de sometimiento, restauración y hambre, lo que llevó a muchos habitantes a trasladarse a Madrid y otros municipios cercanos.
A partir de los años sesenta, Algete comienza a experimentar un desarrollo más significativo, con la construcción de zonas industriales, canalización del agua, mejoras en carreteras y alumbrado público, así como la edificación de nuevos equipamientos como el Ayuntamiento, la plaza de toros, el Polideportivo, el Centro de Salud y centros educativos.
En el nuevo siglo, Algete experimenta una auténtica transformación, con inversiones en equipamientos, infraestructuras y servicios que han convertido al municipio en una pequeña ciudad lista para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
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