En el enclave conocido como Cueva de la Mora, se encuentra el Castillo de Calatalifa cuyos restos, aún estando en una finca privada, se pueden visitar con acceso libre. Construido en ladrillo en la cumbre de un pequeño cerro en la orilla izquierda del río Guadarrama, debe su nombre al término árabe Qal´at Jalifa –traducido como Castillo del Califa–. Cuenta una leyenda que el Califa eligió su estratégico emplazamiento porque en el año 939, camino de una batalla, quedó hondamente impresionado de la belleza del paisaje mientras contemplaba un eclipse total de sol.
Calatalifa es, junto con Madrid, Alcalá la Vieja y Talamanca, una de las cuatro ciudades de origen árabe de la Comunidad de Madrid y la más desconocida de todas. Calatalifa y su castillo tenían la finalidad estratégica de vigilar el camino que unía Toledo con el puerto de los Leones. Hacia 1270, al avanzar la Reconquista, la ciudad perdió su importancia para quedar definitivamente abandonada en el siglo XIV con la llegada de la peste.
Poco queda de su castillo. Tan solo el basamento de una torre y un pequeño pozo o aljibe de ladrillo. Excavaciones recientes han desenterrado los cimientos de la muralla, de tres metros de profundidad por siete metros de altura, los zócalos de algunas viviendas, cerámicas y restos de tumbas cristianas. Se cree que todavía sólo conocemos el 1% de lo que fue esta ciudad fortaleza.
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