Su espacioso interior se compone de tres naves, separadas por arcos de medio punto. A los pies se ve, elevado, el coro, al que se accede por un arco triunfal. En el lado de la epístola se alza la torre que remata con un esbelto campanario. Su sobrio estilo escurialense se suaviza con la puerta del Evangelista, adovelada y rematada por un bello frontón. El retablo de la iglesia, de estilo renacentista tardío, fue realizado en 1612. En sus orígenes tenía un gran lienzo en el centro que, tras su restauración, ha sido sustituido por las imágenes de Cristo, Santiago Apóstol y la Sagrada Familia.