Hasta mediados del siglo XX los habitantes de este pequeño núcleo no tuvieron un lugar donde expresar su fe, y debían desplazarse en largas caminatas a las iglesias de San Silvestre (pueblo hoy desaparecido) o de San Pedro, en Garganta de los Montes. Como curiosidad, durante la Guerra Civil esta iglesia se transformó en cocina de las tropas republicanas.