En 1931 la muralla de Talamanca del Jarama fue declarada Monumento Histórico-Artístico y aunque sólo se conservan diez tramos, el viajero puede hacerse una buena idea de su estructura y de las tres etapas constructivas. Originariamente tenía un perímetro de unos 1.200 metros, de los que se conservan unos 400. Las sucesivas modificaciones han afectado tanto a su trazado primitivo como a su altura y grosor originales, aumentados para reforzar su carácter defensivo. La edificación primitiva correspondía con un muro de tapial, revestido más tarde por un falso muro de mampostería con cantos rodados. A esta etapa constructiva corresponden la Puerta de la Villa; gran parte del lienzo sur del recinto fortificado; restos del torreón ubicado en la esquina noreste del recinto amurallado; y los restos de un torreón situado al norte de la Puerta de Uceda, que era la entrada este al recinto amurallado. A la segunda etapa constructiva (siglos XIII – XIV) pertenece la Puerta de Uceda; los dos torreones junto al margen del arroyo Valdejudíos; parte del lienzo sur cercano a la Puerta de la Villa; el muro que cubre el talud natural del cauce del arroyo de Valdejudíos; y los dos torreones del lienzo norte. En el siglo XV se incrementó la altura de varios tramos y también se arregló la Puerta de la Villa. La construcción de la Cartuja, en el siglo XVII, modificó el trazado primitivo de la muralla.