Levantado para salvar el río Guadarrama, este puente sostuvo durante años el tráfico rodado, hasta el último tercio del siglo XX. Se trata de un puente herreriano robusto, de un solo ojo formado por un amplio arco y construido con gran sillería de granito. Los estribos se refuerzan con contrafuertes de planta triangular. En el arco y en ambas fachadas se distinguen dos relieves que representan un entramado rectangular de cinco barras, símbolo del martirio de San Lorenzo, rematado con un asa. De ahí que a este paso también se le conozca como Puente de las Parrillas.