La obra del puente se inició en 1891 y posee tres tramos rectos de 50 metros cada uno, que apoyan en dos pilas intermedias y dos estribos, prolongándose estos en muros de acompañamiento rematados en alas para acceder a los márgenes del río, ejecutados a base de sillares de piedra. Cada tramo se salva con una viga de celosía, formada en su esqueleto por cordones y barras verticales en los extremos. La celosía interior forma una malla de cruces de San Andrés sin montantes verticales. El puente, muy ligero y sensible a las sobrecargas, ha visto su estructura reforzada para adaptarlo al tráfico y ha tenido distintas reconstrucciones con motivo de diversas riadas (1935 y 1947).