Sorprende ver en el hermoso paisaje de Bustarviejo los restos rehabilitados y fríos de un antiguo penal franquista que durante ocho años recluyó a casi mil presos obligados a trabajar en la línea Madrid-Burgos. Los Barracones, como se conoce a lo que hoy ya es un yacimiento, deja ver no sólo la estructura de la prisión, sino también elementos relacionados con el trabajo que hicieron los presos durante su internamiento – excavación de túneles así como la construcción de un viaducto, la vía de tren y la estación de Bustarviejo- y las humildes viviendas de los familiares de los reclusos, que se construyeron en torno al penal. Los reclusos se alojaban en tres habitaciones situadas en el tramo de la izquierda y del fondo. Además de los dormitorios, los barracones contaban con unas letrinas, cocina y economato.
Las dependencias destinadas a la vigilancia (cuartos para la policía armada) se pueden ver aún en la parte delantera del edificio. Hay, además, cuatro garitas y la casa del teniente de la Policía Armada. En cuanto a las estructuras relacionadas con el trabajo se aprecian dos túneles (de 395 y 248 metros), un terraplén levantado entre ambos túneles y un viaducto (de 26 metros de altura, con 11 arcos de 12 metros de luz). Aún se distingue la cantería, la zona de cuadras, los almacenes, el polvorín… Ya al otro lado del camino están los restos de 42 habitáculos diminutos, de mampostería y techo de ramas, donde vivían los familiares de los presos.
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