La ciudad fue promovida por la Corona en torno al palacio para procurar todos los servicios necesarios, para la Familia Real y para su corte. Así, en 1747, el rey encargó al arquitecto Giacomo Bonavía el trazado de la nueva ciudad, que incluiría un hospital, iglesias, mercado… todo un conjunto histórico artístico del que aún podemos disfrutar hoy en día.
Sus límites actuales vienen determinados por la plaza de toros, la carretera a Andalucía, la calle Infantas y la del Foso. De estructura reticular, todas sus casas presentan unas características semejantes, con dos alturas y ventanas grandes, y sus calles son espaciosas y con arbolado.
Un paseo por el casco antiguo de Aranjuez nos permite adentrarnos en una singular muestra del urbanismo barroco. Grandes casas, edificios con patios, cúpulas, palacetes, conventos, balcones, grandes plazas, calles espaciosas que son testimonio de cuatros siglos de historia y varios reyes distintos.
La Casa de Oficios y Caballeros y la Casa de los Infantes, que bordean la plaza de San Antonio; la iglesia de San Antonio, que alberga una colección muy interesante de pintura barroca; el jardín de Isabel II, muy cerca del Palacio Real; el Teatro Real; la Plaza de la Constitución; el Mercado de Abastos (de estilo neomudéjar); palacios como el de Medinaceli, Osuna o el de Godoy; el Hospital de San Carlos; el convento de San Pascual… La lista hitos del recorrido es extensa.
Cada año, miles de visitantes acuden a conocer la historia de Aranjuez, su cultura, su gastronomía, su legado y sus incomparables paisajes.
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