Conocido popularmente como “convento de las monjas”, se trata de un complejo arquitectónico de casi 7000 metros cuadrados, de gran interés. Pertenece a las monjas agustinas recoletas y fue diseñado por el arquitecto Fray Lorenzo de San Nicolás, en el siglo XVII. Consta de tres edificios principales, además de la huerta que abastece a las monjas de clausura. Junto a la iglesia conventual, se extienden el cenobio propiamente dicho y una casa-palacio que en su día perteneció a los condes de Colmenar de Oreja, señores de la villa y sus aledaños, y fundadores del convento