Se trata de un recoleto y compacto edificio, de una sola nave rectangular con un arco de medio punto, levantado en mampostería con sillares de piedra en las esquinas. La cubierta del techo es plana y descansa sobre ménsulas de madera y el crucero está coronado por una cúpula rebajada sobre pechinas.
El interior, al que se accede a través de un pequeño pórtico de reciente construcción, lo preside un retablo de madera dedicado a la Virgen de la Pera. Desgraciadamente, tanto la talla original como una pila bautismal de la que se tenía constancia ya en 1820, están hoy desaparecidas.
Las fiestas en honor de la Virgen de la Pera se celebran el 1 de mayo. En la víspera la imagen de la Virgen sale en procesión hasta a iglesia parroquial de San Juan Bautista. Allí, al llegar la medianoche, nada más comenzar el mes de mayo, se le cantan a la Virgen los tradicionales mayos, unos cánticos en los que se va alternando la veneración y la petición a la Madre de Dios. Al día siguiente, después de su procesión, la imagen de la Virgen vuelve a su ermita. Durante todo el mes de mayo la ermita está abierta al culto.
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