En sus cerca de tres mil metros cuadrados, el visitante puede conocer un mundo irreal plagado de esculturas en las que el artista, a partir de la observación del entorno natural y urbano, da forma plástica a sus impulsos interiores.
Pinturas, esculturas y cerámicas tratadas con mezcla de técnicas y materiales se funden, sin límites precisos, con el fantástico entorno natural compuesto de grandes moles graníticas, enebros y pequeñas encinas que rodea el taller, lleno de materiales, instrumentos, hornos cerámicos, piedra, vegetación y fauna autóctona.
Además de admirar su obra, dispersa en torno al taller, es posible verle trabajar mientras crea espectaculares y personalísimas piezas de metal.
En primavera y verano alberga conciertos y recitales de poesía.
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