El edificio conserva una bóveda gótica construida entre los siglos XV y XVI, artesonado mudéjar del siglo XVI en la nave, y un retablo mayor dedicado a San Andrés. Es este un interesante conjunto de arquitectura, escultura y pintura realizado por diversos maestros entre 1582 y 1652 y que sigue los planteamientos del llamado clasicismo toledano.